Practicar deportes extremos proporciona mucha satisfacción. El alto riesgo aumenta la producción de hormonas de la felicidad, por lo que resulta más fácil olvidarse de los problemas diarios y soltar estrés. Quizás no sea un entretenimiento para todos los públicos, ya que por lo general requieren tener buena salud, capacidad física, ciertas habilidades, forma y bastante valor. Sin embargo, los que practican deportes extremos suelen apreciarlos como una forma natural de mejorar su estado de ánimo. Comprobemos si la adrenalina también sube al ver lo que cuestan estas actividades.
El arte de superar límites
Aunque también puedas lesionarte corriendo o adoptando posturas de yoga complicadas, el nivel de riesgo sigue siendo relativamente bajo. No hay que superar ningún miedo ni barreras psíquicas. Sin embargo, estas barreras aparecen cuando nos enfrentamos a actividades que incluso pueden poner en riesgo nuestra vida. A los principiantes les cuesta bastante controlar su ritmo cardíaco cuando saltan por primera vez en paracaídas o se meten en un circuito de motocross. Aunque parezca que estén locos, no es así. Simplemente, son personas que buscan un desarrollo físico y psíquico. Practicar deportes de riesgo enseña a superar dificultades y arreglárselas en las condiciones más difíciles, lo cual permite conocerse mejor a uno mismo.
Por tierra, mar y aire
Hay multitud de actividades distintas que se consideran extremas, así que es fácil encontrar una pasión que se adapte perfectamente a tus necesidades y posibilidades. Los que no se divierten lo suficiente andando en bici por ciudad optarán por la bicicleta de montaña. Esto implica un gasto considerable en adquirir equipamiento para soportar las condiciones más duras. No es necesario invertir en bicicletas profesionales que cuesten 6000 €, pero sí que hace falta material de buena calidad para pedalear por las montañas. Por lo tanto, por menos de 1000 € te costará encontrar una bicicleta que garantice tu seguridad. El motocross sale aún más caro. No solo hay que tener en cuenta el precio de la moto, es decir, al menos 6000 €, sino que tampoco te puedes olvidar de la ropa de protección, que por lo menos te saldrá por 500 €.
Mucha gente consigue su chute de adrenalina practicando deportes aéreos. Si bien el miedo haciendo parapente se debe únicamente a alejarse de tierra firme, en los saltos en paracaídas sucede algo distinto. Saltar de un avión es un salto a lo desconocido, al abismo. Por tranquilo que estés, siempre está el miedo de que el paracaídas
no se abra. Algunos prefieren los saltos HALO, que consisten saltar en caída libre desde grandes alturas y abrir el paracaídas a poca altitud. Lógicamente, es una opción para los más experimentados. Los saltos en tándem cuestan entre 150 y 250 €. Las personas que quieran inmortalizar el momento en vídeo y fotos tendrán que abonar otros 50-70 €. No obstante, los cursos de preparación para saltar por tu cuenta cuestan bastante más. La parte teórica suele salir por 500 €, pero hay que tener en cuenta los gastos ligados al curso práctico. Cada salto te costará otros 150-200 €.
El puénting produce unas sensaciones bastante similares al paracaídas. En este caso, se le añade el medio por la cercanía del suelo. Sin embargo, esta actividad cuesta menos que los saltos en paracaídas. Por lo general no sube de 50 € por salto, normalmente anda en torno a los 40 €.
Para los amantes del agua, el deporte extremo ideal es el rafting, es decir, bajar en lancha los rápidos de un río. El coste de esta actividad oscila entre los 30 y los 50 €, e incluye el alquiler de la balsa, el equipamiento adicional y el instructor.
No merece la pena renunciar a una pasión
El elevado coste de practicar algunos deportes extremos puede asustar un poco, pero no renuncies a tus ansias de adrenalina por culpa de las limitaciones económicas. En caso de necesitar una inyección financiera, puedes conseguirla fácilmente.
Los préstamos personales online te permitirán llevar a cabo cualquier pasión sin trámites innecesarios.
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